Entre el lobo solitario y el perrito faldero

El ego siempre te polariza en dos actitudes opuestas frente a un conflicto.

Te pongo el ejemplo de un cliente.

Ha estado alternando toda su vida en las relaciones de pareja entre dos polos:

O era el lobo solitario,

O se comportaba como un perrito faldero.

Y estas actitudes le han traído muchos problemas en sus relaciones.

Porque o iba tanto a su bola que desatendía a su pareja,

O cedía tanto para contentarla que se desatendía a sí mismo.

Al final, todo se resumía en el miedo.

Con miedo no se pueden tomar buenas decisiones.

Y da igual lo que te esfuerces por hacer feliz a tu pareja: nunca estará satisfecha.

Te recordará constantemente lo insuficiente que eres.

Te hará un listado de todos los defectos que ve en ti.

Pero no es porque des con una mala persona, sino porque has elegido a una pareja con pedrás compatibles con la tuya.

Y si la tuya es sentirte insuficiente, poco valioso y temer que los demás no te quieran, eso es exactamente lo que vas a seguir manifestando en tu vida.

Lo bonito de mirar dentro es que, si encuentras la causa de ese miedo, puedes dejarlo ir.

Y puedes darte cuenta, sin esa herida, de que hay una vía no polarizadora.

Porque el lobo solitario se aleja del grupo al no poder ser el macho alfa.

El perrito faldero (o chucho patada) no para de ladrar, gruñir y morder porque se siente amenazado constantemente.

Al sanar la herida, encuentras el punto de equilibrio.

Puedes ser un dóberman guardián de la manada.

Un dóberman no va por la vida ladrando histérico porque sabe que es fuerte.

Sabe que es valioso y que no tiene que ir mendigando amor.

Un dóberman guardián que se preocupa por el bienestar de sus seres queridos.

Que acoge, da amor, protege y cuida desde la calma.

El ego no quiere que te veas como ese ser poderoso.

El ego quiere que sigas atascado en el miedo, la pequeñez y la insuficiencia.

Tú eres libre de elegir cómo quieres seguir actuando en tu vida.

Si el miedo te mantiene preso, solo tienes que hacer algo muy sencillo:

Dejarlo ir.

Y si no puedes por tu cuenta, pide ayuda.

Descubrirás que la vida es mucho más emocionante y apasionante cuando se vive desde el amor y no desde el miedo.

Deja ir al chucho patada y al lobo solitario aquí

Con amor, Sara y Eduardo