Tengo una duda existencial

Llevamos años investigando la psique humana y ayudando a muchas personas a sanar sus heridas.

Heridas que provienen en su gran mayoría de la infancia.

Y hay una que me ha hecho cuestionarme muchas cosas.

De niños, nuestros padres son como Dios.

Lo que dicen ellos va a misa.

Además, creemos absolutamente todo lo que nos dicen.

Es por ello que la mayoría de las heridas provienen de cosas que nos han dicho:

“Eres tonto, ¿cómo se te ocurre hacer algo así?”

“Eso no se hace, eres malo.”

Y un sinfín de circunstancias que nos hacen creer que somos defectuosos y no merecemos amor.

Pero mi duda existencial va más allá.

Y es con respecto a la mentira de Papá Noel y los Reyes Magos.

Porque sí, veo estos días las caras de los niños al ver los regalos, también me parece fascinante.

Su inocencia nos hace conectar con algo muy profundo.

Nos emociona ver esas caras de ilusión.

Pero aquí radica la cuestión.

Son tan inocentes que son ilusos.

Es una mentira que no se puede sostener en el tiempo.

Llega un momento en el que esa ilusión se desvanece y se dan cuenta de que sus padres les han mentido.

Y esos Dioses a los que adoraban, pasan a ser humanos incoherentes.

Porque te dicen constantemente:

“No hay que mentir”, pero ellos mienten.

Y los niños no aprenden por tus palabras, sino por tus actos.

Luego llega la adolescencia y los padres no entienden por qué sus hijos les mienten.

O, directamente, por qué no les cuentan sus problemas.

Fácil.

En nuestro inconsciente se ha quedado grabado que nuestros padres nos mintieron.

Y, por tanto, no podemos confiar en ellos.

Entonces suele ocurrir lo siguiente:

1. Nos volvemos iguales que ellos y mentimos.

2. No les contamos nuestras cosas porque no podemos confiar en ellos.

En estos días me cuestiono mucho este tipo de cosas.

Todavía no soy madre y, por mi edad, es muy probable que no lo sea nunca.

Pero, si lo fuera, me costaría tomar la decisión.

¿Dejarles que sueñen con magia y un mundo ficticio?

¿O ser coherente y sincera desde el principio?

¿Qué es mejor?

¿Que se sientan unos niños raros porque todos los demás creen en algo que ellos saben que no existe?

¿Que conflictúen por verlos engañados mientras ellos saben la verdad?

¿Decirles que no les digan la verdad a los demás niños porque los odiarán como yo odié a mi prima?

¿O mantener el engaño colectivo para que disfruten unos años?

¿Y enseñarles que las mentiras son aceptables y que yo NO soy una persona de confianza?

Hagas lo que hagas NO puedes evitarle la pedrada en la cabeza.

El trauma por vivir en una sociedad profundamente enferma lo va a experimentar SÍ o SÍ.

Así que lo mejor es invertir en otorgarle herramientas para que aprenda a sanar sus heridas.

Aprende a soltar las pedradas en la cabeza

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