El camino que parece el infierno...

En los círculos Advaita y no duales, se habla de cuatro senderos de conciencia:

  • De la oscuridad a la oscuridad

  • De la oscuridad a la luz

  • De la luz a la oscuridad

  • De la luz a la luz

Se dice que la mayoría de la humanidad todavía vive en un estado de oscuridad a oscuridad.

Es un estado de ignorancia persistente en el que la persona nunca se plantea quién es.

Por tanto, vive completamente identificada con el cuerpo, la mente, el deseo y el miedo.

Vive desde el ego y muere desde el ego.

No hay despertar ni búsqueda.

Y cuando su Espíritu presiona para dirigirlo al despertar, hace todo lo posible para anestesiarse:

Antidepresivos, Netflix, scroll infinito en redes sociales, porno, llenar el día con actividades, trabajar hasta el agotamiento, alcohol, drogas, comida…

Todo lo que sea para no sentir.

Y se mantiene así hasta que el dolor y el sufrimiento son tan insoportables que inicia su búsqueda.

Gracias al sufrimiento, la insatisfacción o la crisis existencial, empieza a surgir en su mente una pregunta esencial:

"¿Quién soy yo?"

Aquí empieza la práctica espiritual, la devoción y la autoindagación.

Y comienza a caminar de la oscuridad hacia la luz.

Donde va desde la identificación con el ego hacia la experiencia del Ser.

¿Y qué puede ocurrir durante este camino?

Que, tras una experiencia de despertar, donde se abre la visión o se produce una expansión de conciencia, el ego se apropie de la vivencia.

Y caiga en picado al orgullo, al ego espiritual, a la confusión e incluso a la depresión cuando pierde ese estado elevado.

Es el camino de la luz a la oscuridad, en el que han caído muchos gurús espirituales tras su ascenso.

El ego espiritual es el más difícil de desmontar, porque uno puede quedar fácilmente atrapado en los reflejos del ego, incluso después de vislumbrar la Verdad.

“Yo he despertado.”

“Yo sé más que tú.”

“Soy moralmente superior a ti porque ya no caigo en las trampas del ego.”

¡Y vaya si cae!

Solo que las trampas del ego cada vez son más sofisticadas y más difíciles de detectar.

Siguen siendo adictos al jugo emocional que alimenta al ego y pueden acabar cegándose a la realidad.

Pero algunos buscadores, después de la caída, vuelven a levantarse y retoman con honestidad radical su camino.

Si tienen la paciencia y la persistencia suficientes, podrán alcanzar un estado que va desde la luz a la maestría en la propia luz.

Es el estado del sabio que permanece en el Ser, donde su ego ya no toma el control en ningún momento.

No hay búsqueda, ni resistencia. Solo presencia y paz.

Ya no se busca la luz: se es la luz.

Quienes iniciamos el camino de la oscuridad a la luz solemos creer que ese camino va a ser una línea recta ascendente constante.

Pero lo que nos encontramos se parece más a una sierra ascendente con algunos picos descendentes muy abruptos.

Donde el ego aprovecha cada caída para lanzar su ataque:

“Esto no funciona.”

“Lo estás haciendo mal.”

“Estás peor que antes.”

"Lo mejor es separarte de tu pareja."

“Drógate, anestésiate, haz cualquier cosa para no sentir.”

Y la cuestión es que, por momentos, el pico de caída será tan acentuado que querremos abandonar.

Pero si llegamos a esas profundidades es porque somos ya lo suficientemente fuertes como para enfrentarnos a ellas.

Es como si necesitáramos coger mucho aire para llegar más profundo.

Pero solo sanando lo que está en la raíz podremos continuar nuestro ascenso.

Como decía Carl Jung:

“Se dice que ningún árbol puede crecer hasta el cielo a menos que sus raíces lleguen al infierno.”

El camino de la oscuridad a la oscuridad se puede sentir como el cielo, sobre todo cuando te medicas o drogas para dejar de sentir.

Pero ese camino va directo hacia el infierno.

En cambio, el camino de la oscuridad a la luz se puede sentir como el infierno, sobre todo en cada caída que parece eterna e insuperable.

Pero si tienes la firme determinación de llegar al cielo, y el coraje de dejar ir aquello que tu ego no quiere que sientas, tu éxito es inevitable.

Y llegarás al cielo cuando menos te lo esperes.

Mientras tanto, cada vez los espacios entre caídas se irán haciendo más y más amplios.

Fortalecerás cuerpo y mente para darte cuenta de que puedes lograr todo aquello que te propongas.

Si tu meta es el cielo, vamos contigo de la mano.

Te entrenamos para que tengas las herramientas necesarias para levantarte tras las caídas.

Y te enseñamos a dejar ir todo aquello que te impide continuar tu camino ascendente.

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