El trino que llevas dentro

Esta mañana, en mi paseo matutino, he sentido el impulso de parar unos minutos.

He cerrado los ojos y me he puesto a escuchar a los pajarillos.

Había casi una veintena de trinos diferentes.

Tenía que prestar mucha atención para ir identificando los distintos tonos.

Me ha recordado a los ejercicios que me mandaba mi profesora de piano.

Me ponía una sinfonía clásica y tenía que ir concentrándome en cada uno de los instrumentos por separado.

Hoy la sinfonía era salvajemente natural.

Me parecía curioso que, siendo todos pájaros, cantaran de formas tan diferentes.

Y me he dado cuenta de un detalle.

Ninguno intentaba imitar el canto de otro.

No había un trino igual a otro.

Ni un gorjeo.

Ni un silbido.

Ningún pájaro se preocupaba por lo que pensaran los demás acerca de su forma de piar.

Y el coro que formaban era grandioso.

Parecía que todas las células de mi ser bailaban su melodía.

¿Por qué los humanos no aprendemos de los pájaros?

Nos censuramos demasiado.

Nos juzgamos demasiado.

Nos ponemos unos estándares absurdos.

Para pretender ser todos iguales.

Para ser aceptados por los que se han castrado a sí mismos para encajar.

Si cada uno nos dedicáramos tan solo a cantar con nuestra propia voz, el mundo sería diferente.

Seríamos capaces de crear una sinfonía amorosamente humana.

Alentando nuestros talentos y capacidades únicas.

Apoyándonos unos a otros sin competir por el protagonismo.

Centrándonos en ser felices y brillar con toda nuestra luz.

Brillar como lo hacen los pájaros al cantar.

Como lo hacen los árboles en flor.

Como cada una de las minúsculas flores que hay en el campo.

Ninguna deja de florecer por miedo al qué dirán.

Ninguna se marchita por creerse inferior al resto.

Si nos comparamos como seres separados, podremos hundirnos en la depresión.

Pero si vemos el todo, al paisaje no le sobra ni le falta nada.

No nos sobra ni nos falta nada.

Si vemos el todo, podremos ver que somos los perfectos Hijos de Dios.

Y si no eres capaz de verlo, deja ir las barreras que te lo impiden ver.

La Newsletter A La Que Tu Ego No Quiere Que Te Suscribas

Una pequeña dosis diaria de humor, verdad y conciencia para recordarte que tus relaciones son la vía más directa ver y sanar tus heridas.

Actualizas preferencias cookies