La terapia de pareja debería desaparecer…(y te explico por qué)

De verdad, es algo totalmente antinatural.

De hecho, tuvo sus inicios hace apenas medio siglo.

Fue en los 60 cuando nació la terapia familiar.

En los 70, surgió la Terapia Sexual y la Comunicación No Violenta.

Los 80 marcaron un boom terapéutico.

Aparecieron la Terapia Narrativa, la Terapia de Aceptación y Compromiso, la Terapia Imago y la Terapia Focalizada en las Emociones.

En los 90, llegaron enfoques más integradores.

Nacieron la Terapia Conductual Integrativa de Pareja, la Terapia Breve Centrada en Soluciones y el Método Gottman.

Todas estas líneas de abordaje de la pareja han sido el resultado de una necesidad no cubierta.

La necesidad de volver a una sociedad más alineada con su propia naturaleza.

Porque la expansión de las fábricas modernas y la producción en cadena nos sacó del campo.

Nos alejó de nuestros seres queridos y de la vida en comunidad. Nos confinó en edificios oscuros, lejos de la luz del sol.

Separó a los hijos de sus padres y marcó el inicio de generaciones hambrientas de amor.

La terapia de pareja es el resultado de una sociedad profundamente enferma.

Pero mientras sigamos viviendo desconectados de nuestra esencia, la necesitaremos.

Y todos estos estudios son interesantes y aportan información valiosa.

El problema verdadero surge cuando los terapeutas o pacientes se aferran a esas técnicas.

Cuando no ven más allá de los protocolos.

Y esto surge porque el ego es experto en digerir verdades nutritivas y transformarlas en mierda.

Porque su único objetivo es SEPARAR.

Así que cualquier recomendación que pueda ser útil para mejorar la comunicación en la pareja, la llevará al extremo.

La convertirá en un arma arrojadiza.

Encima, como es muy listo, comenzará a enumerar todos los beneficios científicamente probados.

Y entonces se colocará en una situación moralmente superior que su pareja.

Para demostrarle que tiene razón y su pareja es una ignorante y saboteadora.

Últimamente nos han frito tanto el cerebro con cómo hay que comunicarse, que ya no sabemos ni qué decir.

Cualquier recomendación acerca de cómo suavizar una conversación cuando no sabemos expresarnos es maravillosa.

Pero solo cuando eso no está detonando heridas emocionales.

El inconsciente no es educado, es salvaje.

Y cuando se toca una herida, quien habla es el inconsciente.

Cuando estamos serenos y en paz es facilísimo aplicar estas técnicas de comunicación no violenta, asertiva, consciente y amorosa happy flower.

Pero cuando duele, te quejas.


Y no me vengas con que te hable en términos de “yo me siento ___”,

porque lo que siento es que “tú me estás tocando los pelendreques”. Y sí, te estoy juzgando, porque me duele.

El problema es cuando estudias toda la teoría y la usas como arma contra mí.

Si censuras mi forma de hablar, no vamos a llegar a un entendimiento.

Además, cuando haces eso, tú también me juzgas a mí por mi forma de expresarme.

Un Curso de Milagros tiene una frase maravillosa que lo explica a la perfección:

“El ego está en contra de la comunicación, excepto cuando se utiliza para establecer separación en vez de abolirla.”

Más claro, agua.

Nosotros sabemos perfectamente que la educación y la comunicación asertiva son muy útiles cuando NO hay heridas que están sangrando.

Cuando hay algo en la sombra queriendo salir, estas técnicas sólo refuerzan la guerra de egos.

Es por eso que nosotros estamos más a favor de la honestidad radical.

Solo diciendo la verdad es como se puede llegar a la raíz del verdadero problema.

Cuando se intenta edulcorar la comunicación para no herir sensibilidades al final no se dice nada.

Muchas veces Eduardo cuando me ha dicho algo que me ha sentado mal, ha reaccionado diciendo:

“¡Pues la próxima vez me callo y no te digo nada!”

Mi respuesta siempre ha sido:

“No, necesito que me lo digas para sacar esto y poder resolverlo”.

Y sí, chocan nuestros egos.

Pero miramos dentro, vemos la verdadera causa y a partir de ahí es cuando surge la magia.

Es cuando podemos tener una conversación radicalmente honesta desde el punto de vista del amor incondicional.

El amor que no exige.

El amor que no condiciona.

El amor que no fuerza a que el otro sea el que cambie para yo estar en paz.

Si no somos capaces de llegar a un entendimiento con nuestra pareja es que no estamos hablando de nada.

Por mucha comunicación no violenta, asertiva o chimichurri que utilices.

Cuando la comunicación separa en lugar de unir, es fruto del ego, por muy científicamente probada que sea.

Solo cuando se habla de la verdad se produce el entendimiento por ambas partes.

Y la verdad no polariza, no está en guerra, no hace bandos, no juzga, no habla de buenos o malos, de esto es correcto o incorrecto.

La verdad es el punto de encuentro entre todos los puntos de vista.

La verdad sabe que no puede perder nada, porque somos los perfectos Hijos de Dios.

El ego es el que quiere ponerse por encima del otro.


Quiere decir: «Soy mejor que tú porque pienso y me expreso de esta forma».

El ego tiene muchos juguetes con los que manipula la realidad.

Se aferra a estudios científicos y eruditos para demostrar que tiene razón.

La verdad no es compleja.

La verdad es muy simple.

Es tan ridículamente absurda que un bebé sería capaz de comprenderla.

El problema de la verdad es que es tan sencilla que una mente tan enrevesada y retorcida como la del ego es incapaz de procesarla.

Y busca complicarse cada vez más, solo para reforzar su propia naturaleza: la separación.

El ego es esa parte de ti que se identifica con una parte limitada y pequeña de ti mismo.

Una parte separada de los demás, completamente vulnerable e indefensa.

El ego te hace estar en miedo, el ego te fuerza a sentirte culpable.

Un Curso de Milagros lo resume así:

“Cuando tu estado de ánimo te diga que has elegido equivocadamente, y esto es así siempre que no te sientes contento, reconoce entonces que eso no tiene por qué ser así.”

Porque si no estás contento, es tu ego el que está operando.

Es el que está dirigiendo tu vida para que no mires allá donde más necesitas.

Para que no saques a la luz aquello que quiere mantener oculto en la sombra.

Porque solo estando en la sombra es como puede dirigir tu vida.

Si no quieres que siga guiándote un ciego, debes querer abrir los ojos al amor.

Cada vez que se produzca un enfrentamiento con tu pareja pregúntate:

¿Cómo puedo ver esta situación con amor?

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