La tortilla con atún que desató a Hulk

Este fin de semana ha venido a casa nuestra querida amiga Elena.

Es también alumna nuestra y estaba en un momento de cortocircuito con las relaciones.

Así que aprovechamos su visita para hacer una sesión con ella y descubrir por qué tenía tanto miedo al compromiso.

Pero además de flipar con todo lo que salió durante su sesión, alucinó con nosotros.

Y es que tuvo el privilegio de presenciar una buena pedrá de las nuestras.

En plena comida, por una tontería como la copa de un pino, le toqué los pelendreques a dos bandas a Eduardo.

Algo tan absurdo como echarle un poco de atún a la tortilla hizo que tuviéramos otra conversación de besuEgos:

“Tendrás que preguntarle a tus ancestros por qué le has echado atún a la tortilla”, me dice Eduardo.

—“Será para molestarte… tendrás que mirar tú por qué te molesta que le eche atún.”

—“Pues como me ponga yo a decirte todo lo que tienes que mirar…”

—“Ya lo haces…”

Silencio incómodo y añado tranquilamente señalando la tortilla:

“Esto no significa nada, eres tú el que se está alterando.”

Era lo que necesitaba para despertar a su Hulk.

Se levantó de la mesa, cogió el antifaz y se fue a la habitación a soltar.

Elena y yo continuamos comiendo tranquilamente.

Ella me comentaba que tenía tan interiorizado y normalizado ese tipo de conversaciones, que no se habría parado a mirar.

No lo hubiera considerado tan importante como para pararse a dejar ir.

Que en su casa estaba acostumbrada a que sus padres comenzaran con escalada de comentarios cargados de emoción.

Y le sorprendió realmente que fuera cierto que hiciéramos exactamente lo que cuento en nuestros emails.

A los cinco minutos volvió Eduardo a comer tranquilamente con nosotras.

Había tenido que odiarme intensamente para liberar esa negatividad.

Cuando llegó, me pregunté a mí misma:

“¿Y qué hay en mí para haber provocado esta situación?”

Porque aunque no me hubiera alterado y aparentemente la pedrá era suya, yo estaba recibiendo un mensaje a través de él.

Efectivamente di con un conflicto heredado de carencia de la Guerra Civil.

Y es que Eduardo me pidió que hiciera una tortilla con cebolla.

Pero ese conflicto asociaba tortilla solo con cebolla a escasez.

Y como teníamos una invitada a la mesa, se activó mi "anfitriona complaciente" que quiso hacer una tortilla más abundante.

Lo liberé en pocos segundos, se lo comenté a ambos y pudimos disfrutar de una agradable tarde los tres sin que el ambiente se cortara con cuchillo.

Tenemos tolerancia cero con cualquier pedrá o piedrecita que nos encontremos en el camino.

Le explicaba a Elena que este tipo de detalles se pasan por alto normalmente cuando estás acostumbrado a vibrar en una frecuencia baja.

Cuando no sabes qué es estar en paz, este tipo de detalles no te llaman la atención.

Cuando siempre estás vibrando por debajo de 200, esto es el pan de cada día.

No solo con tu pareja, sino con todo el mundo.

Un comentario cargado de negatividad no destaca sobre el resto de conversaciones.

Pero cuando comienzas a vivir por encima de 200, empiezas a generar intolerancia a este tipo de frecuencias.

Y un mínimo comentario te llama tanto la atención que no lo pasas por alto.

Porque sabes que si lo tratas de ignorar, se ocultará en la sombra y acabará dirigiendo tu vida.

Nosotros hemos elegido ser íntegramente libres, con lo que ello significa.

Implica no ser esclavos del ego, ni víctimas de nuestras heridas, ni rehenes de nuestro linaje.

Esto supone responsabilizarse de cada uno de los pensamientos que tenemos y no querer ocultarlos a nadie.

Todavía nos queda mucho recorrido para lograr hacer honor a nuestro nombre de marca.

Pero es la estrella polar en la que nos fijamos para no desviarnos del rumbo.

Lo que transmitimos nosotros es simplemente nuestro estilo de vida.

Un estilo de vida basado en dejar ir absolutamente toda la negatividad y la incoherencia de nuestra vida.

Como consecuencia, tenemos más salud, más paz mental, más alegría y mejores relaciones.

¿Te gustaría disfrutar de estas consecuencias?

Pues empieza entrenando tu mente para lograrlo.

Aquí

Con amor, Sara y Eduardo

La Newsletter A La Que Tu Ego No Quiere Que Te Suscribas

Una pequeña dosis diaria de humor, verdad y conciencia para recordarte que tus relaciones son la vía más directa para ver y sanar tus heridas.

Descargo de responsabilidad: Este sitio no forma parte de Facebook ni de Meta Platforms, Inc. Además, esta página no está avalada, administrada, ni asociada de ninguna forma con Facebook o Instagram. Facebook es una marca registrada de Meta Platforms, Inc.

Actualizas preferencias cookies